En la tarde inicio la travesía por el río que resulta pintoresca. Como los de la mañana del río, registro en vídeo el bote de vapor y las canoas de remeros tipo Cambridge. Sin balas. Las escenas de naturalewza son, no obstante, sorprendentes.
Un recorrido extenso bordeando el curso del rio, pasando por caserios ganaderos, con riscos, meandros, pozso, y exuberante vegetacion de montaña.
Paso por Korinita, Matahiwi, Kauka, Jerusalen, por Pipiriki. Me han visto un faisán y un par de caballos. Una oveja dominante apartó al rebaño de mi forma de lobo. Un macho a de la granja de venados, y cientos de pajaritos han reaccionado de forma similar al verme pasar. Noche en un pueblo llamado National Park, donde vienen muchos caminantes (BagPackers), deportistas turístas, tratando de estar cerca de al montaña, del puente, del lago y de un lugar muy, muy lejano...
Es como si tuviera que volver a empezar
ResponderEliminartodo desde el principio, desde
los penosos primeros pasos.
Ahora lo sé y no espero nada más.
Sí, tendría que haberlo entendido
diez años atrás
pero tal vez no podía.
No obstante: más vale tarde que nunca,
se dice así, ¿no es cierto?
Les voy a pedir que me ayuden
una asidua colaboración
para no aislarme de nuevo
ni dividirme en tantas partes
en el espíritu y en el cuerpo.
Así también está bien
se puede vivir en silencio
cambiar de modo brusco
el método y la dirección
aspirar a un pensamiento calmo y puro.
Volverse más pequeños
para dormir en los nidos de los pájaros
más ágiles para treparse a los árboles
más livianos para tenderse en las ramas
para después podarlas y recoger los frutos.
Más delgados para pasar
entre las rejas de los portones.
Alessio Brandolini. Poemas de la teirra. Edición de Martha L. Canfield. LietoColle.
Querido Alberto,
tu trabajo se aproxima a la poesía de la tierra. Mirar, recoger, clasificar, proteger la memoria de la flor y realzar los caracteres del nombre.
Soy una mujer de ciudad, pero vivo con la nostalgia del cielo y el mar. Siento que fui arrancada de alguna raíz de un árbol rojo que busco en forma incesante.
Hace poco caminé por la playa de Punta Leona en Costa Rica. Me sumergí en el mar y en un instante retorné al lugar de la infancia. Mi piel volvió a la humedad tibia y ancestral de las aguas. El tiempo se ensanchó en una quinta dimensión y entré en la lentitud; en el instante de la contemplación que nos funde en lo observado.
Gracias, Aberto, por mirar la tierra con los ojos del viajero. Gracias por tu Herbario de Flores Artificiales, que espero algún día traduzcas a poemas breves, precisos como el vuelo de los pájaros que saben transitar entre el azul y la tierra.
Cada vez que parto, mi alma se hace ligera. Es todo tan sencillo, complejo y básico como el rumor de la vida...
Abrazos,
Galia Ospina Villalba.