jueves, 19 de noviembre de 2009

Exp NZ8 B Río Whanganui







En la tarde inicio la travesía por el río que resulta pintoresca. Como los de la mañana del río, registro en vídeo el bote de vapor y las canoas de remeros tipo Cambridge. Sin balas. Las escenas de naturalewza son, no obstante, sorprendentes.

Un recorrido extenso bordeando el curso del rio, pasando por caserios ganaderos, con riscos, meandros, pozso, y exuberante vegetacion de montaña.

Paso por Korinita, Matahiwi, Kauka, Jerusalen, por Pipiriki. Me han visto un faisán y un par de caballos. Una oveja dominante apartó al rebaño de mi forma de lobo. Un macho a de la granja de venados, y cientos de pajaritos han reaccionado de forma similar al verme pasar. Noche en un pueblo llamado National Park, donde vienen muchos caminantes (BagPackers), deportistas turístas, tratando de estar cerca de al montaña, del puente, del lago y de un lugar muy, muy lejano...

1 comentario:

  1. Galia Ospina Villalba21 de febrero de 2010, 16:53

    Es como si tuviera que volver a empezar
    todo desde el principio, desde
    los penosos primeros pasos.
    Ahora lo sé y no espero nada más.
    Sí, tendría que haberlo entendido
    diez años atrás
    pero tal vez no podía.
    No obstante: más vale tarde que nunca,
    se dice así, ¿no es cierto?

    Les voy a pedir que me ayuden
    una asidua colaboración
    para no aislarme de nuevo
    ni dividirme en tantas partes
    en el espíritu y en el cuerpo.
    Así también está bien
    se puede vivir en silencio
    cambiar de modo brusco
    el método y la dirección
    aspirar a un pensamiento calmo y puro.

    Volverse más pequeños
    para dormir en los nidos de los pájaros
    más ágiles para treparse a los árboles
    más livianos para tenderse en las ramas
    para después podarlas y recoger los frutos.
    Más delgados para pasar
    entre las rejas de los portones.

    Alessio Brandolini. Poemas de la teirra. Edición de Martha L. Canfield. LietoColle.

    Querido Alberto,
    tu trabajo se aproxima a la poesía de la tierra. Mirar, recoger, clasificar, proteger la memoria de la flor y realzar los caracteres del nombre.

    Soy una mujer de ciudad, pero vivo con la nostalgia del cielo y el mar. Siento que fui arrancada de alguna raíz de un árbol rojo que busco en forma incesante.

    Hace poco caminé por la playa de Punta Leona en Costa Rica. Me sumergí en el mar y en un instante retorné al lugar de la infancia. Mi piel volvió a la humedad tibia y ancestral de las aguas. El tiempo se ensanchó en una quinta dimensión y entré en la lentitud; en el instante de la contemplación que nos funde en lo observado.

    Gracias, Aberto, por mirar la tierra con los ojos del viajero. Gracias por tu Herbario de Flores Artificiales, que espero algún día traduzcas a poemas breves, precisos como el vuelo de los pájaros que saben transitar entre el azul y la tierra.

    Cada vez que parto, mi alma se hace ligera. Es todo tan sencillo, complejo y básico como el rumor de la vida...

    Abrazos,
    Galia Ospina Villalba.

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