jueves, 19 de noviembre de 2009

Exp NZ8, travesia interior II




Mañana Húmeda, con vientos fuertes, llovizna y choque de fuerzas en al desembocadura del río.

Unas aves palmípedas de pico largo, buscan cangrejos , crustáceos y lo que se mueva para el desayuno. El lugar tiene un sonido fuerte el viento ensucia y empaña, cualquier cosa que pudiese un imaginar se enreda con la fuerza del agua. No espera uno que aparezcan oscuras intenciones detrás de alguna chaqueta o grupo de bufandas.

Al sol le dejan salir, y paso la mañana en la Galería de Arte Sargent. La mujer de la recepción me presenta con el dueño, digo, al mecenas, hablando de él con emoción y deleite, sobre sus frecuentes viajes a Europa coleccionando arte, su incalculable riqueza, tocando su pelo, los hombros, y labios de la estatua de mármol.

El museo de la ciudad alberga una colección de pinturas maravillosa de los jefes maories, realizada por el pintor del XIX, Gottfried Lindauer. Es extraordinario ver, cómo los altos estándares del retrato clásico están destinados al individuo, que para muchos sólo despertaba una cierta indiferencia o desprecio en los procesos de colonización, pero que aquí son tratados con toda dignidad y grandeza.

Hay también varias plantas artificiales en los dioramas de los años 70 con pájaros extintos de Nueva Zelandia como el Huia, y vitrinas con los huesos del los grandes Moa de finales del XIX.

Al final el grupo museal despierta un sentimiento triste de melancolía ecológica y cultural.

Luego , buscando más amapolas de aniversario, de las que reparten el día de conmemoración del armisticio, entré al edificio del auditorio de guerra (War Memorial Hall) . Un precioso y muy bien conservado diseño de la arquitectura de los 60’ s.

Hay una vitrina con amapolas de todo tipo. El conserje me aconseja ir al local de la RSA, . Retribuited Services asociation, una organización para dar cobijo y seguridad social a los veteranos de guerra. Allí una mujer del bar me hace un plano señalándome una lugar donde poder hallar las amapolas. Voy hacia allí, a en un lugar anodino del pueblo, y encuentro una tienda de barrio. Una mujer de origen Indio me señala la caja de donaciones de la RSA Tomo una foto de las donaciones.


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